El éxito consiste en vencer el miedo al fracaso. –Charles Augustin Sainte
Imagínate que llegas a un mirador en lo alto de la montaña y que ese mirador no tiene una barandilla. Probablemente no te atreverías a asomarte y te mantendrías a una distancia más que prudencial para no correr el riesgo de caerte. Ahora imagínate ese mismo mirador con una sólida barandilla fuertemente asida al suelo.
En este caso, es posible que disfrutases de las vistas desde el mismo borde y que incluso te acercases a pocos centímetros del borde sin ni siquiera tocar la barandilla, el mero hecho de saber que está ahí sería suficiente para ti.
Pues bien, en está metáfora, el precipicio son los retos que cada día enfrentas cómo emprendedor y persona, y las barandillas son tus fortalezas.
Resultaría tonto e imprudente que te asomes a al precipicio sin barandilla, de la forma que resulta insensato enfrentarse a los retos de la vida sin tener claras cuales son tus fortalezas.
Lo lamentable es que muchas personas desconocen cuales son sus fortalezas y eso les provoca una inseguridad que las lleva, prudentemente por cierto , a la inacción o a no asumir ciertos riesgos calculados que es imprescindible asumir cómo emprendedor.
Está comprobado: pregúntale a cualquier persona cuales son sus debilidades principales y te las recitará una lista muy grande de áreas por mejorar. Haz la prueba. Sin embargo, deja que pasen unos días y pregúntale a esa misma persona cuáles son sus fortalezas. Lo más probable es que te responda que las desconoce
Sin embargo si quieres disfrutar de una vida emprendedora con resultados positivos es imprescindible averiguar cuáles son tus fortalezas y hacer uso de ellas cada día. Voy a insistir de nuevo con esto por si te has distraído: cada día significa cada día.
Hacerlo con frecuencia no es suficiente. El éxito es una plantilla y una ciencia casi tan exacta como las matemáticas. Conocerla permite que tengas resultados muy precisos y una de las claves de esta plantilla es apalancarse de tus fortalezas cada día.
No te permitas irte a la cama sin haber puesto a trabajar tu don. Media hora o media jornada es algo que decides tu pero el hábito que transformará tu vida es el de ejercitar y desarrollar tu fortaleza cada día. Después simplemente disfruta . Por el hecho de hacerlo no solo te sentirás bien, sino que además estarás plantando las semillas de tu éxito emprendedor.
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