Da sin esperar nada a cambio
El universo opera por el intercambio dinámico
de dar y recibir; que son los aspectos diferentes
del flujo de energía del universo.
Todos los emprendedores deberían aprender de los agricultores. Estos saben perfectamente que hay un tiempo para dar y otro para recibir y que siempre dar precede a recibir. La siembra precede a la cosecha. Si cada emprendedor lo tuviera tan claro y actuara bajo esta ley de la naturaleza, en ese mismo orden, creemos que la mayoría de los proyectos saldrían adelante, verían la luz y serían perdurables.
Imagina ahora que plantas la semilla de manzano. Una semilla es bien poca cosa, piénsalo: ¿Cómo algo tan pequeño podría convertirse en algo tan grande y que año tras año va a ofrecer sus frutos? Pero sabes un árbol frutal tarda años en dar frutos, necesita tiempo para crecer y desarrollarse, durante ese tiempo no da nada, al contrario, pide mucha atención, reclama muchos cuidados. Nos entristece ver nuevos empresarios que esquilman su negocio el primer año, y que se quejan de obtener apenas rentabilidad. Deberían aprender de la ley de la siembra y la cosecha.
En una simple semilla, ¿cuántos frutos potenciales existen? Incontables.
El proceso toma su tiempo y tiene su reloj interno. Ahora imagina que en un momento duda, el agricultor escarba la tierra para ver como andan las cosas y así comprobar si su semilla ya echó raíces , por supuesto que no hace eso pues echaría a perder el proceso. El granjero conoce los tiempos y respeta , es paciente y confía en qué esta haciendo lo correcto, aunque no vea resultados.
Cuántos emprendedores dudan y están ansiosos por ver resultados pronto, desconfían de ellos mismos y acaban malbaratando el proceso de una startup.
Para recibir primero hay que dar, siempre, todas las veces. Y dar mucho. Pero recuerda que no das para recibir; das porque eres y sientes abundancia en cada momento. ¿Cómo podrías no dar siendo así las cosas?
La abundancia es el flujo dinámico de dar y recibir y cuándo se interrumpe por el egoísmo , cierra la circulación de las cosas buenas por nuestra vida. Así es la naturaleza del universo: expansión continua en un flujo creativo sin fin. Cuando deseamos apoderarnos de la circulación de la riqueza, esta solo puede aumentar para todos y crece la abundancia.
Todo lo que se da aumenta de alguna manera y todo lo que nunca se da no podrá expandirse y regresar en algún momento de alguna manera. Con esto no alentamos el ansía de medir; todo resulta mejor si uno da sin estar midiendo que viene de vuelta y cuándo. Medir es vigilar, es desconfianza, es como tratar de auditar la abundancia del universo, lo cual es imposible porque no siempre puede ser reconocida.
Emprendedor, da sin miedo a excederte, sobrepasa las expectativas de tus clientes. Eso hará que te sean fieles y te recomienden. Da siempre un 10% más de lo prometido por norma, sobre excede tu promesa, y recibirás proporcionalmente más recompensas de las esperadas. Da incluso a aquellos que no están disposición de comprarte; tal vez tu próximo ingreso no provenga de esas personas, pero en el fondo proceden de haber dado antes a alguien.
Siempre puedes dar algo que tengas, no hace falta que sea algo material, como un abrazo, un poco de tu tiempo… ni siquiera se trata de dinero. Puedes escuchar, ayudar, enseñar… todo eso también es dar. Y cuando des, no sientas que pierdes, sino que ganas, porque ya sabes ahora como funciona el universo, y sabes que tu semilla, germinará en algún momento y de la forma más insospechada. Y con saber eso te basta.
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